Cuando al principio empecé a tomar clases de Yoga me resultaba sorprendente el constante recordatorio de «suelta» o «ríndete» en las posturas, especialmente en las asanas más difíciles. En esos momentos me encontraba a mi misma mas frustrada y temblorosa, y frecuentemente el rendirme traía una tensión mas profunda en mi ser físico, y psíquico. Pero luego en clase siempre había alguna posición como eka pada kapotasana (posición de la paloma con una pierna), o jathara parivartanasana (torsión reclinada) donde empecé a sentir que podía relajar mas la tensión física, y a la vez una profunda sensación de «soltar» me inundaba. Yo trataba conectar este «soltar» físico, con un «soltar» mental, y a la vez iba soltando las preocupaciones de mi día, de mi cuenta bancaria, y dándome permiso a tener una sensación de relajación durante momentos estresantes.
Mi reto era llevar esta sensación a las posiciones de balance, y de fortaleza, como garudasana (águila), o virabhadrasana III (guerrero 3). Con mucha mas practica aprendí que ese momento de lucha a sin esfuerzo se vuelve posible con la respiración, además de ayudar a mantener una sensación de ligereza y balance en las posiciones mas difíciles. En esos difíciles momentos yo les animo a mis estudiantes a llenarse de aire, a enfocar los ojos en un punto (drishti), y a redirigir la atención del esfuerzo, al ritmo de la respiración. Esto ayudara al estudiante a canalizar y distribuir no el esfuerzo físico, sino también el peso y la mecánica de la posición. Aquí el estudiante será capaz de hacerlo con la gracia, y con la fuerza interior del cuerpo.
Rendirse es mucho más que extender la esterilla de Yoga, y soltar la tensión física. En cada minuto del día hay muchas oportunidades de rendirse. De un momento al otro, constantemente procesamos el mundo a nuestro alrededor. En todos los lugares en los que miramos hay miles de estímulos; situaciones que nos hacen felices, o tristes, el drama con el que nos podemos envolver, parte de nuestras vidas que nos estresan, devastan, frustran, o de todas formas distraen. En cada uno de esos momentos tenemos la opción de reaccionar, o rendirnos. Frecuentemente parece instintual reaccionar haciendo juicios instantáneos mentales, saltar a una conclusión, que lleva a un modo de acción. Esto es natural y nos hace sentir funcionales, y productivos. Pero a lo mejor el reto es lo opuesto…abrirnos al obstáculo, en vez de forzar una solución, suprimirla, o sufrir a través de ello.
Es en este nuevo reto donde podemos empezar a ver que tangible es nuestro crecimiento personal. La profunda conexión que empezamos a sentir en nosotros mismos, y en el mundo alrededor, mas mundano, y trivial se vuelven nuestros dramas diarios. Es vital darse cuenta que nosotros no tenemos control sobre la mayoría de las situaciones que influencian nuestras vidas. Este quizás parezca un pensamiento muy abstracto, pero la próxima vez que tenga la oportunidad de juzgar, o frustrarse, vea si puede tomar una respiración larga y profunda, y redistribuir su energía. Hay muchas opciones y visualizaciones que puede utilizar, como dibujar una luz de energía alrededor de su corazón, o visualizar la tensión resbalándose de su cuerpo por los dedos, como si fuera ceniza, o suciedad. Como en cualquier práctica de asanas, trate de diversificar su atención a la respiración, y al centro del corazón. Trate lo que funcione individualmente para usted, y vea si puede volver a ello cuando empiece a sentir estrés, o tensión construyéndose en su sistema.
Este ejercicio convierte el día a día en una serie de pruebas, como estando en la línea del supermercado, o jurando por una multa de trafico, en oportunidades para el crecimiento espiritual. También tiene el potencial de ayudar con luchas emocionales mas intensas como la tristeza, o la depresión. Mi profesor, Swami Shambhavananda, frecuentemente decía «No estas lejos de la pura Verdad, la pura Consciencia, y la pura Bendición que estas buscando. Incluso cuando estas en tu hora mas oscura, esta muy cerca de ti.» Este comentario me ha ayudado mucho a atravesar las turbulencias, porque me recuerda el que potencial de la alegría del mundo esta siempre disponible para todo el mundo en el. Más allá de nuestros miedos, preocupaciones, resistencias, y problemas más profundos existe algo más grande en todos nosotros. Nuestro reto es trabajar para abrirnos a la infinidad, especialmente cuando nuestras vidas parecen realmente duras. Una vez nosotros hemos aprendido a hacer esto, solamente entonces podremos verdaderamente experimentar la rendición.